El pan de muerto es un dulce típico de México que se consume el ‘Día de Muertos’ para honrar la memoria de los seres queridos que ya no están. Este día fue declarado por la UNESCO «Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad» el 7 de noviembre de 2003.
Aunque el origen de este postre data del s.XVI, según el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) su consumo parece tratarse de una tradición inspirada en rituales de la época prehispánica, simbolizando hoy día el círculo que une la vida y la muerte, de ahí su forma redonda.
Este pan dulce está cargado de simbolismos, pues además de su forma, el resto de elementos que lo conforman también tienen su razón de ser. Así, la esfera que se encuentra en el centro, representa un cráneo, mientras que las canillas representan los huesos, cruzados de tal manera que hacen referencia a los 4 puntos cardinales dedicados a los dioses Tezcatlipoca, señor del cielo y de la tierra; Tláloc, dios supremo de las lluvias; Quetzalcóatl, señor de la estrella del alba; y Xipetotec, dios de la primavera. Si nos fijamos en los extremos de las canillas, vemos que estos parecen lágrimas, las cuales simbolizan las lágrimas vertidas por la ausencia de quienes ya fallecieron.
Y es que, en este dulce, incluso el color y el sabor son deliberados, pues el amarillo es el color que en época precolombina se asociaba a la muerte y el azahar es empleado en honor a los que ya no están, pues su sabor perdura como el recuerdo de quienes marcharon.
Este manjar se caracteriza por una textura tierna, suave y esponjosa, y un sabor donde las dulces notas de naranja se unen al fragante aroma del azahar, propiedades que lo convierten en una ofrenda deliciosa para dar la bienvenida a las almas más queridas los días 1 y 2 de noviembre.
Además, al no llevar huevo ni lácteos, este pan de muerto es más saludable y ligero que el convencional, pues no contiene ni colesterol, ni lactosa, ni caseína, ni grasas trans.
A continuación podéis ver qué ingredientes necesitáis y los pasos a seguir para poder realizar este dulce tan sencillo y a la vez tan exquisito y emblemático.
Grado de dificultad | Tiempo de preparación | Raciones |
Medio | 2 h. | Para 3 unidades |
*Más 2 horas y media de reposo
Ingredientes
- 530 gr. de harina de trigo
- 20 gr. de levadura fresca
- 100 gr. de margarina no hidrogenada (a temperatura ambiente)
- 190 ml. de leche de soja
- 120 gr. de azúcar integral de caña
- ralladura de piel de 2 naranjas
- 3 cucharadas de agua de azahar
- 3 cucharadas de almidón de maíz
- 6 cucharadas de agua (tibia)
- 1 cucharadita de sal
- margarina no hidrogenada (para decorar)
- azúcar (para decorar)
Preparación
- En un cuenco, echamos 49 ml. de leche de soja tibia, añadimos la levadura y removemos para que ésta se deshaga. Agregamos 16 gr. de harina de trigo y 30 gr. de azúcar integral de caña y removemos de nuevo. Cubrimos el cuenco con un paño limpio y reservamos en un lugar cálido para que leve.
- Lavamos bien las naranjas, rallamos la piel y reservamos también.
- En otro cuenco, echamos el almidón de maíz y el agua y removemos para que el almidón se disuelva. Reservamos.
- En una superficie plana y limpia, ponemos la harina restante, hacemos un hueco en el medio y, alrededor de la harina, en el borde exterior, echamos el azúcar. Por último, alrededor del azúcar, echamos la sal.
- En el hueco que hemos hecho en el centro de la harina, echamos la mezcla de almidón con agua y vamos mezclando con la harina poco a poco. A continuación, vamos agregando la margarina y seguimos amasando incorporando también el azúcar y la sal, desde el exterior hacia el centro.
- Una vez tengamos los ingredientes bien integrados, añadimos la ralladura de naranja y el agua de azahar y mezclamos de nuevo.
- Agregamos la leche de soja poco a poco y amasamos durante 15 minutos, haciendo paradas de 2 minutos por cada 5 minutos de amasado para que la masa vaya cogiendo consistencia.
- Transcurrido este tiempo y cuando veamos que la masa no se engancha en las manos ni a la superficie de trabajo, hacemos un hueco en el centro, echamos la mezcla de leche de soja, levadura, harina y azúcar que habíamos reservado y amasamos de nuevo durante 30 minutos más, esta vez sin parar, hasta que volvamos a ver que la masa no se engancha ni en las manos ni en la superficie de trabajo.
- Una vez lista la masa, formamos una bola con ella, la pasamos a un bol amplio con las paredes untadas con un poco de aceite para evitar que se pegue, la tapamos con un paño limpio y la introducimos en el horno apagado durante 1 hora y media, hasta que doble su volumen.
- Pasado este tiempo, sacamos la masa y la ponemos de nuevo sobre una superficie lisa un poco enharinada, la presionamos ligeramente con cuidado para sacarle el aire y le damos forma rectangular. Apartamos 200 gr. de la masa para hacer las canillas y los cráneos y, el resto de masa, lo dividimos en tres partes iguales.
- Echamos un poco de harina en el área donde vamos a trabajar. Cogemos una de las 3 porciones de masa, le damos forma redonda estirando la masa suavemente hacia abajo y girándola sobre sí misma para que la superficie quede bien lisa. Cuando veamos que la superficie está lisa, colocamos el pan sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y lo aplanamos un poco con la mano. Repetimos los mismos pasos para formar los otros 2 panes y los pasamos a la bandeja dejando el suficiente espacio entre sí para que al crecer no se peguen.
- Al trozo de masa que habíamos reservado para la decoración, le añadimos un poco de harina y amasamos de nuevo para conseguir una textura más seca. Le damos forma rectangular y con un cuchillo la dividimos en 9 trozos más pequeños: 3 para hacer los cráneos y 6 para hacer las canillas.
- Para formar los cráneos, hacemos lo mismo que hemos hecho con los panes: darles forma redonda trabajando hacia abajo para que la superficie quede bien lisa.
- Para hacer las canillas, formamos con cada uno de los trozos de masa un cilindro haciendo rodar la masa sobre sí misma y, colocando el dedo índice en el centro del cilindro, hacemos rodar éste de nuevo hacia adelante y hacia atrás, hasta dividir la masa, consiguiendo una hendidura bien marcada en el centro. A continuación, hacemos lo mismo colocando los dos índices a los lados de la hendidura que acabamos de hacer (en el centro de cada uno de los 2 extremos que acabamos de formar) y rodamos hacia adelante y hacia atrás de nuevo, hasta tener el hueso terminado. Hacemos lo mismo con los otros trozos de masa hasta tener listos los 6 huesos.
- Barnizamos con un poco de agua donde irán los huesos y colocamos éstos cruzados sobre cada uno de los panes, asegurándonos de que quedan bien pegados. Barnizamos también donde irá el cráneo y lo colocamos también con cuidado. Una vez montados, pasamos los panes a la bandeja de horno y dejamos que reposen 1 hora más en el horno apagado para que doblen su volumen.
- Pasado este tiempo, sacamos la bandeja del horno y ponemos éste a precalentar a 175º. Cuando el horno haya llegado a esta temperatura, introducimos la bandeja en la segunda guía del horno y horneamos los panes durante 20 minutos. Si transcurridos 10 minutos, vemos que los panes empiezan a dorarse demasiado, los cubrimos con papel de horno y dejamos que se horneen hasta el final, vigilando que no se quemen.
- Una vez horneados y aún calientes, los pasamos a una rejilla, barnizamos los panes uno a uno con un poco de margarina derretida y espolvoreamos un poco de azúcar por encima. Sacudimos para deshacernos del exceso de azúcar y servimos.
Notas
- Al seleccionar la margarina vegetal, mirad que no sea hidrogenada y que no contenga aceite de palma ni ningún ingrediente de origen animal (P.ej.: la margarina de oliva de la marca Flora lleva gelatina entre sus ingredientes).
- Al seleccionar la margarina vegetal, mirad que no sea hidrogenada y que no contenga aceite de palma ni ningún ingrediente de origen animal (P.ej.: la margarina de oliva de la marca Flora lleva gelatina entre sus ingredientes).
- Es importante que vayáis espolvoreando el azúcar a la par que vais barnizando los panes con la margarina derretida para que el azúcar se adhiera bien.
- A la hora de consumirlo, el pan de muerto se suele acompañar con café o chocolate caliente.
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