Fresas y cava es una buena combianción, pero ¿lo habéis probado en forma de gelatina?
Estos bocaditos dulces y tiernos son muy sencillos de hacer y no necesitan más de 10 minutos para estar listos porque del resto se ocupa el frigorífico.
Pero lo mejor es que, aunque estos corazones son dulces, no resultan en absoluto empalagosos, ya que a parte de no tener azúcar añadido, tienen el suave toque afrutado y ácido de la fresa que, en combinación con el ligero aroma a cava, se ve potenciado.
Al estar hechas a base de fresas naturales, estas «chuches» son ricas en lecitina, fibra, flavonoides, taninos, polifenoles, vitaminas C, E y del grupo B (B2, B3 y B9 o ácido fólico), potasio, magnesio y cobre.
A continuación podéis ver qué ingredientes necesitáis y los pasos a seguir para poder realizar esta receta tan tierna.
| Grado de dificultad | Tiempo de preparación | Raciones |
| Muy fácil | 10 m. | Para 250 mililitros |
*Más 2 – 4 horas de refrigeración
Ingredientes
- 150 ml. de zumo de manzana
- 50 ml. de cava
- 4 gr. de agar-agar (en polvo)
- 180 gr. de fresa (bien maduras)
Preparación
- Mezclamos el cava, el zumo de manzana y las fresas lavadas y troceadas en un recipiente, y batimos hasta obtener una mezcla uniforme.
- Pasamos la mezcla a un cazo y, cuando esté bien caliente, echamos el agar-agar y removemos. Sin dejar de remover, lo llevamos a ebullición y continuamos durante 2 minutos más. Pasado este tiempo, apagamos el fuego.
- Vertimos la mezcla en un molde y lo dejamos en el frigorífico entre 2 y 4 horas para que coja una consistencia semi-sólida.
- Transcurrido este tiempo, sacamos el molde del frigorifico, desmoldamos y servimos.
Notas
- Podéis sustituir el zumo de manzana por el que más os guste.
- Aseguraos de que el cava no ha sido clarificado con ningún componente de origen animal.
- Las fresas las podéis sustituir por cualquier fruto rojo.
- Si los queréis más dulces, podéis añadir un poco de azúcar a la mezcla.
- Si no disponéis de molde, podéis echar la mezcla en una fuente normal, dejarla reposar en la nevera y, pasado el tiempo de reposo, recortar los corazones con la ayuda de un cuchillo.
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